miércoles, 27 de octubre de 2010

Espera









Rozas la campana que separa el sonido de tus sueños y palpas la sábana que te ofrece sudor por vida. Y esperas. Tus miembros en tensión forman un bloque del que ya nada se escapa, y el silencio se hace lenguaje, sobrevuela tu cuerpo y se concentra en tu respiración rebelde. Aire sobre llama. Los dos se desvanecen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Me encanta! Un abrazo desde Berlín.